DNI Salta.- Salta, una provincia con angustiantes problemas con el agua, donde día por medio en el norte provincial muere un niño o una niña por hambre, desnutrición, tuberculosis o deshidratación, donde vas al hospital o a un centro de salud y no encontrás médicos, donde llamás a una ambulancia y podés morir esperando, donde te roban o matan en la calle, y donde salís a pedir mayor seguridad y nadie te escucha, muchos ciudadanos parecen estar resignados y adormecidos ante tanta injusticia descarada.
Aquí, en Salta, donde quienes nos gobiernan intentan acallar la lucha y la protesta con una ley con ribetes autoritarios, donde estamos hace un mes sin clases con los niños de rehenes de la indiferencia y la soberbia de un Gobierno provincial que mantiene a docentes con salarios de hambre y que maltrata y reprime ante la queja, sin colación, sin copa de leche, sin enseñanza, en una provincia donde uno de cada dos jóvenes no termina la secundaria, solemos con frecuencia preguntarnos qué nos pasa como sociedad para adoptar un comportamiento tan pasivos, tolerante y a veces resignado, con tantos índices negativos de corrupción, desigualdad, represión, falta de servicios básicos y de dignidad en muchos casos.
Tal vez, nos acostumbramos a tanto bastardeo y a los malos gobiernos, cuando también los indicadores de hambre son los que van modificando la conducta de las personas.
Sobre el basamento de esta amplia pregunta, buscamos el testimonio de Cinthya Molinari, licenciada en Psicología, quien brindó un interesante análisis de la sociedad salteña y de la clase política en diálogo con DNI SALTA, donde la observadora puso de manifiesto la existencia en la sociedad de mucha queja de café, en el WhatsApp, en las redes sociales, en la mesa, en la parada de colectivos, pero que en definitiva hacemos poco para rebelarnos a ese destino.
«Para analizar esto hay que tomar la medida de la clase de gobierno que tenemos en Salta, porque si esto ocurre de una forma tan sistemática es porque tenemos malos gobiernos, no porque tenemos una mala sociedad. Si hay gobiernos que son incapaces de infligirle a un pueblo determinado sufrimiento, es porque hay gobiernos con altura moral para gobernar a las sociedades que les han dado mandatos temporales. Y hay otros que se suben a un ejercicio del poder sádico y perverso, donde creen que desde ahí pueden hacer cualquier cosa y a cualquier costo», expresó la licenciada en Psicología.
«Lo que sí es lamentable es que, cuando ese ejercicio es repetitivo y contínuo, se produce un cierto agotamiento mental en la sociedad, y con ese agotamiento viene el cansancio y la baja de la voluntad para enfrentar con fuerza a un gobierno cuando es desproporcional», añadió la entrevistada.
«Si nosotros estamos de pie es gracias a la sociedad que tenemos, yo no pierdo la confianza en el pueblo. Creo que tenemos un Estado inmensamente grande lleno de ministerios y secretarías que no sirven para nada. Ese Estado volputuoso, lleno de parásitos y de cosas que no sirven para nada, hay que darles desde el mismo Estado una razón de ser y una consistencia que verdaderamente no la tiene. Hay que achicar este Estado, que tiene una gran cantidad de gente que por justificar su trabajo salen a hacer cualquier cosa para darles razón de existir, pero la verdad es que no sirven para nada», lanzó una dura crítica Molinari sobre uno de los vicios de la rancia clase política dominante.
También se refirió dentro de estos vicios a la postura del senador provincial e intendente electo Emiliano Durand, y de cómo sus colegas legisladores acabaron, una vez más, por darle la espalda al pueblo que los votó.
«Siempre pasó esto de darle la espalda al pueblo, esto de elegir a un legislador para que al día siguiente se vaya al Ejecutivo, ya nos ha pasado. Este va a ser mi diputado, lo voto, y te dice hasta luego me voy a trabajar al Ejecutivo. O pasarse de un lado al otro, lo que jamás tiene que ver con la voluntad del que puso su voto de confianza. Como nada de eso tiene penalización ni consecuencias, ese todo vale llegó para hacernos daño moralmente como sociedad y ha generado un enojo y una falta de credibilidad muy razonable en la comunidad. ¿Cómo podés creer en aquellos que te mienten?», se preguntó.
Ante la pregunta de si la sociedad salteña es consciente de que nos estamos hundiendo, observó: «Yo noto en este descreimiento también mucha angustia en la sociedad en general. Somos una sociedad que nos abrazamos a la democracia después de tantos años de oscuridad, y que no la queremos soltar, aunque sepamos que no siempre desde ahí recibiremos las mejores respuestas, porque no estamos tan seguros de que haya una adecuada división de poderes, no estamos tan seguros de que la Justicia funcione sin la presión política del Gobierno. Y todas esas dudas nos generan una preocupación muy grande como sociedad, porque necesitamos una justicia lo suficientemente fuerte e independiente como para que sea ecuánime a la hora de hacer justicia con las necesidades que tenemos como sociedad».
«El autoritarismo puede estar presente disfrazado de democracia muchas veces. La gente no está en contra del sistema, está en contra de las formas en que se disfrazan un montón de malos gestos y de malos procederes de los gobernantes de turno, utilizando la democracia como un disfraz», opinó.
«Yo soy una gran defensora de la sociedad, pero a la sociedad le digo que no es suficiente enojarnos por WhatsApp y hacer catarsis por las redes sociales, si no volvemos a creer en la fuerza de la sociedad. Tenemos nosotros también que enfrentar y afrontar la realidad y hacernos cargo del país o de la Salta que queremos tener. También tenemos que marcar una agenda y dejar de solo enojarnos, y tomar el toro por las hastas, porque el soberano, en una democracia, es la sociedad, es el pueblo», reflexionó la profesional en diálogo con la emisión dominical nocturna DNI SALTA en televisión y de DNI RADIO 103.7 Mhz.
«La gente tiene que saber que, quien tiene el verdadero poder es la gente, y no quien gobierna. El ciudadano es el que tiene el poder, el que otorga el poder, y quienes están en el poder actualmente son representantes de la ciudadanía, representantes. Hay que tener muy bien la medida de eso, porque si no, se vuelve una cuestión muy desproporcional y muy antojadiza del mandatario que esté en el Gobierno en el momento. Tenemos que tener un proyecto de provincia que sea inamovible desde el punto de vista de los derechos y de la división de poderes. La sociedad se tiene que poner muy fuerte en este planteamiento, y no creer que todo viene desde el poder político», concluyó.
