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viernes, abril 19, 2024

[VIDEO] El Salteñazo. El llanto desgarrador de una trabajadora precarizada y en huelga de hambre: «Hago públicamente responsable a Sáenz y a Mangione de lo que nos pase»

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DNI Salta.- Mientras que el Gobierno provincial optó por desgastar, reprimir e ignorar las quejas de cientos de trabajadores y trabajadoras de la salud y de la educación en largas semanas de protestas, encerrando a docentes en plena democracia por el simple hecho de reclamar por una causa tan justa como trabajar con dignidad, para acallar voces, los y las agentes de la salud siguen sufriendo y tomando medidas radicalizadas poniendo en riesgo su vida y su salud y su situación no da para más.

Es el caso Eliana Castro, quien trabaja en el Centro de Salud Nº 47 de la zona oeste alta; y de Carina Valeria González, trabajadora precarizada del Hospital Joaquín Castellanos de General Güemes, quienes desde hace una semana viene realizando huelga de hambre y atravesando un martirio acampando en la Plaza 9 de Julio, siendo ignoradas y postergadas, y con la indignación de saber que el ministro de Salud Pública de la Provincia, Federico Mangione, suspendió la reunión en la que tenía previsto recibirlos este viernes, «pateando» cómodamente el problema para el lunes, cuando para las trabajadoras en huelga de hambre esto implica 3 o 4 días más sin comer y llenos de angustia y desolación. Y en lugar de recibir a las trabajadoras a quienes él se debe como funcionario, paseará por Rosario de Lerma para asistir a la inauguración de un techo.

Tanto Eliana como Carina ofrecieron, en la emisión televisiva del jueves de DNI SALTA, testimonios desgarradores y en carne viva del infierno que les toca atravesar por responsabilidad de un Gobierno provincial irresponsable, insensible, precarizador, sádico, extorsivo y represor. Ambas son licenciadas en Enfermería, personas preparadas, capacitadas y que estudiaron para ayudar a sanar y a salvar vidas, pero que están siendo sometidas, como tantas otras mujeres trabajadoras, a la peor humillación humana, la de impredirles tener salarios dignos que les permita comer y alimentar a sus hijos.

Carina, madre de ocho hijos y con cinco menores a cargo, expresó su rabia e impotencia por la apatía del ministro de Salud Federico Mangione, quien rompió y se quebró en llanto al revivir su lucha diaria y la de sus compañeras. «Hay trabajadoras incluso con más antigüedad y con más carga familiar que yo a las que tienen en las mismas condiciones. No puedo creer que tengamos un gobierno tan hijo de mil putas, y discúlpeme la palabra. No puede ser que nos basureen así. No somos delincuentes, somos trabajadores, necesitamos la dignificación de nuestro trabajo», expresó la trabajadora que es bastardeada por un Gobierno obsceno e inmoral con un sueldo burlesco de 60 mil pesos, siendo que hasta hace dos meses atrás percibía la mísera suma de 30 mil, acusación que pudo respaldar mostrando en cámara la factura con el mísero importe que cobra por un trabajo esencial.

La precarización inadmisible a la que es sometida Carina, como tantas otras trabajadoras y trabajadores de la salud, hoy le permiten cobrar un miserable sueldo de 60 mil en calidad de monotributista; es decir, tiene que pagar para trabajar, porque para colmo de males, debe costear altos impuestos y facturarle al Estado por esta precarización que somete el Gobierno a cientos de trabajadores vapuleados que mueren de hambre sin pase a planta permanente ni reconocimiento, bastardeando al máximo a ellos, a los héroes de la pandemia a quienes hipócritamente los funcionarios provinciales miserables aplaudían.

Ingreso que sobrepasa el límite de la indigencia es el que percibe, como tantas de sus compañeras, Carina, la estandarte de una familia numerosa, en la que tiene muchos hijos menores a cargo. Por toda esta injusticia vivida, Karina se quebró y lloró en vivo en DNI SALTA, con sentimientos encontrados, entre el dolor, el enojo y la impotencia, junto a su compañera Eliana.

«No tengo ART, no tengo seguro de salud, no tengo nada. Es una vergüenza. Trabajamos durante la pandemia en situación de precarización absoluta, trabajamos hasta 280 horas durante la pandemia. Hoy el Hospital Joaquín Castellanos está compuesto por un 80 por ciento de personal precarizado en todos los servicios. Los contratos que se firman son contratos basura, con los que no tenemos siquiera vacaciones, descanso. Si nos enfermamos, tenemos que ir a trabajar lo mismo, y si nos enfermamos no cobramos.

«Nosotros no estamos con un paro ininterrumpido porque sabemos que la gente más pobre es la que recibe nuestros servicios y tampoco la vamos a dejar. Pero si tenemos que llamar a un Salteñazo para que se den cuenta de que los salteños no somos opas, y les vamos a demostrar que como salteños hemos abierto los ojos», vociferó por su parte Eliana.

«La situación del dengue en el Hospital de Güemes fue caótica, yo estuve cinco días enferma de dengue y la pasé muy mal. El Hospital no daba a basto, estuvimos igual que con el COVID. Un profesional ya había anunciado lo que iba a pasar con el dengue pero nadie hizo una previsión. El Gobierno no prevé absolutamente nada porque es insensible a todo. Y hoy lo demostró aún más, no tiene sensibilidad por cinco mujeres que estamos en huelga de hambre. No les importa absolutamente nada la integridad física y psicológica», vociferó con lágrimas en los ojos y la voz quebrada Carina, para inmediatamente mirar a la cámara de DNI SALTA y hablarles con rabia y firmeza al Gobernador Gustavo Sáenz y al ministro de Salud Federico Magione.

«Hoy yo hago públicamente responsables al Gobernador y al ministro de lo que de ahora en más nos pase a las cinco compañeras que estamos en huelga de hambre. Y que hay una posibilidad de que seamos muchas más las mujeres que vamos a optar por dejar de ingerir líquidos. En sus manos está arreglar la situación y la problemática de salud. Y ya sabe señor Gobernador y señor ministro: son ustedes los únicos responsables de lo que nos llegue a pasar a nosotras, las cinco mujeres que hoy estamos en huelga de hambre», expresó en un solo grito desgarrador de dolor por el crujido de sus tripas hambrientas la enfermera Carina, en una alocución que eriza la piel hasta del más insensible.

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