La edil Emilia Orozco destapó la olla de los cuantiosos sueldos que ostentan los miembros del Concejo Deliberante mientras los docentes y profesionales de la salud salteños son golpeados y encarcelados por luchar por salarios de hambre. Y el que saltó a defender su «quinta», a los gritos y exaltado, fue uno de los concejales más inoperantes e ineficientes del reducto legislativo municipal.
DNI Salta.- Mientras los docentes y trabajadores de la salud salteños son golpeados, humillados, perseguidos y detenidos por ejercer el legítimo derecho a la protesta peleando por sueldos de hambre, en el Concejo Deliberante sus integrantes se ecandalizaron y exaltaron porque se puso sobre la mesa que ellos perciben casi diez veces más que un docente que recién se inicia o con menos de diez años de antigüedad. Y sí, pasa en Salta.
El escándalo con ribetes circenses y bochornosos se desató cuando la concejal Emilia Orozco tomó la palabra en el recinto en la última sesión y, de paso, sacó a la luz cuál es el sueldo exorbitantes de los concejales: casi un millón de pesos por mes, más el SAC y otros ítems, por ir a sesionar una vez a la semana, y marcando un burlesco contraste con lo que perciben los también trabajadores públicos más rezagados, postergados y perseguidos, casualmente, aquellos que ocupan áreas esenciales para la sociedad: educación, salud y seguridad.
La concejal Orozco develó los altos sueldos de los legisladores municipales en el marco del rechazo del Concejo Deliberante al proyecto de José Gauffin, de evitar la suba de impuestos municipales en un 30 por ciento.
Y como si se tratara de una paradoja del destino, esta información, a la que todos los ciudadanos salteños tienen derecho a saber, porque se trata lisa y llanamente de fondos públicos, salió a la luz en tiempos sensibles:tiempos de guerra de pobres contra pobres instalada por el poder político para dividir a la sociedad; y de docentes penando hace más de 20 días por sueldos de hambre bancándose la represión, la falta de respeto, la desmesura, el avasallamiento, la persecución sistemática, la vulneración del derecho a la protesta, la estigmatización y las detenciones a mansalva.
Los números develados por la concejal marca el enorme contraste entre lo que gana un docente que día a día asiste a dar clases, y un concejal que va a sesionar una vez por semana. Ni que hablar lo que podría suscitarse si se da a conocer (insistimos, es una información pública a la que debería acceder cualquier ciudadano) los haberes totales que hoy perciben diputados y senadores, además de su sarta de asesores, cuyos montos son una cachetada a la dignidad del docente, del trabajador de la salud y de todo ciudadano de a pie que debe lidiaron a diario con la crisis y la inflación con recursos muy por debajo de la canasta básica alimentaria.
«La dieta de un concejal, y esto es información pública, no estoy haciendo nada incorrecto ni indebido, es de 711 mil pesos. A esto se le agrega un ítem de funciones legislativas, que son 193.636 pesos, lo que hace a un total de retribuciones de 904.748 pesos. Con los descuentos, el importe neto de la dieta de un concejal es de 608.931 pesos», sacó a la luz la concejal Emilia Orozco, quien hizo hincapié a los excesivos gastos públicos del Estado municipal, además de solicitar, a modo de gesto de buena voluntad, donar el cuantioso SAC (Salario Anual Complementario) que deben cobrar, además de sus salarios, los ediles, a mitad de año.
«A esto lo multipliquemos por nuestros asesores. Ahora se viene el pago del famoso SAC, y ahora en julio se le viene al Ejecutivo municipal una erogación de más de 500 millones de pesos para poder pagar el SAC del Concejo Deliberante, del Tribunal de Cuentas, del Tribunal de Faltas, del Centro Cívico Municipal. Si queremos hacer un gesto con el vecino, un gesto de mea culpa, los invito, señores concejales, a que renunciemos al SAC de junio y al de diciembre, renunciemos a todo incremento salarial, que lo estamos teniendo, porque todos los meses tenemos un incremento. ¿Alguien se quejó de eso. Todos esos incrementos vienen de los impuestos de los vecinos que nos están mirando del otro lado», se despachó Orozco ante la mirada sorprendida y la incomodidad de sus pares.
«Los invito a los concejales a que todos juntos renunciemos a todos esos incrementos y le digamos al Ejecutivo ‘te subsanamos este 30 por ciento que no te vamos a actualizar'», finalizó enfática la concejal capitalina.
Tras esta alocución, quien saltó como leche hervida por verse expuesto su salario, en una muestra de caradurez supina, fue el cantante salteño oriundo de la localidad norteña de General Mosconi devenido en concejal por la Capital, José García Alcazar, uno de los ediles menos improductivos, más holgazanes e ineficientes del Honorable Concejo Deliberante, que pareció desconocer que lo vertido por Orozco fue una información pública a la que debe acceder la ciudadanía, porque es a los vecinos de la Ciudad de Salta a los que debe rendir cuentas.
Porque el sueldo de un funcionario público es justamente eso, público, y la comunidad tiene derecho a saber cuánto le paga de sueldo con sus impuestos a sus servidores.
En un intento por defender su salario y visiblemente ofendido, José García, uno de los que se pronunció a favor del impuestazo municipal, levantó la voz en el recinto con prepotencia, se golpeó el pecho y desafió al propio vecino a que vaya a ver cómo trabaja.
Se enojó el concejal Garcia cuando la concejala Orozco hizo pública la cifra de cuanto gana un concejal y mocionó q se done el SAC para otras causas. pic.twitter.com/7yxSqCnRWg
— Roberto Gramajo (@robertogramajo) May 26, 2023
«Me parece demagógico tener que publicar o decir cuanto es el sueldo de un concejal» dijo el edil, olvidándose que es funcionario público y que además cobra casi un millón de pesos gracias al aporte del pago de impuestos de los vecinos de la Ciudad de Salta.
Justamente, José García se ofendió cuando le pidieron un gesto de buena voluntad en medio de la crisis, pero no se golpeó el pecho de la misma manera para apoyar el reclamo docente, o para salir a repudiar la represión y el hostigamiento a trabajadores del sector público, en definitiva, a sus pares, siendo que él también es un trabajador del área pública.
Pero lo cierto es que ni él, ni ningún otro concejal, diputado o senador se hizo presente para poner la cara en medio del conflicto con los docentes ante la apatía del Gobierno, cuando su rol es legislar, controlar, cuestionar, pedir informes, indagar sobre las cuentas, ya sea en el ámbito de un municipio o de la Provincia.
