Sáenz insiste con eliminar las elecciones intermedias: ¿más estabilidad o menos democracia?

DNI Salta.- El gobernador Gustavo Sáenz volvió a manifestar públicamente su deseo de suprimir las elecciones de medio término en Salta, proponiendo un sistema electoral en el que la ciudadanía vote solo cada cuatro años. Aunque la iniciativa parece buscar mayor estabilidad política, podría tener efectos contraproducentes para la institucionalidad y el equilibrio de poderes.

Una elección general cada cuatro años puede ofrecer previsibilidad y orden en la renovación de autoridades, pero también habilita un ejercicio del poder más concentrado. Si los oficialismos cuentan con amplias mayorías —como ocurre actualmente en la Legislatura salteña, con 50 de 60 diputados y 22 de 23 senadores alineados al gobierno— el riesgo de eliminar controles efectivos se multiplica.

Además, el sistema puede alentar el cortoplacismo político. En lugar de implementar políticas públicas estructurales y sostenidas, los gobiernos podrían enfocarse en medidas de impacto rápido para asegurar el respaldo electoral al final del mandato. Sectores clave como salud, educación y ambiente, que requieren planificación a largo plazo, quedarían relegados ante decisiones pensadas para generar resultados inmediatos.

Otro problema es la desmovilización ciudadana. Votar cada cuatro años, sin instancias intermedias de control o expresión política, puede incrementar la desafección social y el descreimiento en las instituciones. Sin elecciones periódicas, el espacio de la oposición también se achica, dificultando el recambio de liderazgos o el surgimiento de alternativas reales.

El contexto local tampoco es neutral: el voto electrónico —introducido en la gestión anterior pero sostenido por Sáenz— ya ha sido señalado por diversos sectores como una herramienta que refuerza al oficialismo y desalienta la competencia. En ese marco, eliminar las elecciones intermedias sería otro paso para consolidar un esquema en el que el poder quede completamente encapsulado.

A esto se suma una estrategia de cooptación que se viene consolidando: el oficialismo ocupa espacios en sectores opositores y utiliza cargos públicos como moneda de cambio para fracturar bloques rivales. En ese “sueño de no tener opositores”, como lo describen algunos dirigentes, el Ejecutivo avanza firme, y no sería extraño que pronto algún legislador funcional al saencismo impulse formalmente el proyecto para eliminar los comicios intermedios.

Con la mayoría asegurada, su aprobación no sería más que cuestión de tiempo.