DNI Salta.- Contundente alocución del Arzobispo de Salta en tiempos de celebración litúrgica y reflexión.
La Catedral Basílica se colmó de feligreses que asistieron con sus ramos en mano. Con grandes hojas de palma que ornamentaban el pasillo central, una vez más los devotos celebraron el Domingo de Ramos, que recuerda la llegada de Cristo a Jerusalén.
Pedidos por la paz y por una mejora en la situación social y económica que atraviesa el país, por parte de las familias, en medio de un clima de reflexión profunda caracterizaron la ceremonia de la comunidad católica, que da inicio a la Semana Santa.
Por su parte, el arzobispo Mario Cargnello le apuntó a la envidia, la ambición y las traiciones en su homilía, además de revivir la esencia de la fe cristiana.
«El Señor acepta todo, asume todo y muere. Esa entrega del Señor en su humanidad, ese asumir la humanidad hasta la raíz es lo que estamos invitados a contemplar de un modo particular esta Semana Santa», dijo en una multitudinaria misa.
Y añadió: «Jesús es el hombre y es Dios y acepta la muerte por obediencia, una muerte de cruz. Frente a eso, nuestras pobrezas humanas, la envidia. Lo entregaron por envidia, Pilato sabía que lo habían entregado por envidia».
«Afrontar la condición humana y la lucha de la condición humana es afrontar también en mi propio corazón la tentación de la avaricia, de la envidia», sostuvo.
Y llamó a reflexionar esta Semana Santa sobre lo que cada uno es, también con sus pecados, así como los personajes de la Pasión. «Con nuestras ambiciones, no solo de dinero, a veces de lugares, de puestos, traiciones, negaciones, envidias. Así hay que ir y dejar que él se aproxime en su humanidad y me de ese corazón obediente a la voluntad del padre, aún en el proceso de lucha que eso significa», recalcó.









