DNI Salta.- Este miércoles continuó en Salta el juicio oral contra Nelson Leonardo Cositorto, líder de Generación Zoe, y otros responsables locales de la organización, acusados por estafas reiteradas en 118 hechos y asociación ilícita. La audiencia se llevó a cabo en la Sala de Grandes Juicios, con un tribunal integrado por los jueces Martín Pérez (presidente), Javier Aranibar y Leonardo Gabriel Feans.
Además de Cositorto, están siendo juzgados Ricardo Gabriel Isaac Vilardel, Jorge Federico Vilardel, Ana Lucía de los Ángeles Vilardel y Vilma Griselda Albornoz, quienes operaban la oficina de Zoe en Salta. Durante la jornada, testigos detallaron cómo fueron convencidos para invertir en membresías, cursos de coaching y criptomonedas, a través de una combinación de persuasión emocional, eventos glamorosos y promesas de altos retornos económicos.
Uno de los testimonios más impactantes fue el de un hombre que conoció Zoe a través de las capacitaciones virtuales de coaching, y que terminó invirtiendo dinero y convenciendo a familiares y amigos para hacer lo mismo. «Les hablaba de la rentabilidad y de la Universidad Zoe», contó. Por cada nuevo ingreso, recibía comisiones e incluso participó en convenciones en Salta, Carlos Paz y México, con viajes, shows y estadías incluidos como incentivo.
El testigo recuperó su primera inversión, pero perdió dinero en reinversiones posteriores. A pesar de haber ganado más de lo que aportó inicialmente, dijo haber denunciado a Cositorto por “enojo” y “frustración” ante la incertidumbre sobre el destino final de sus fondos.
Otro testigo, empleado del Servicio Penitenciario, declaró que compró 5.000 Zoe Cash en enero de 2022. La criptomoneda, promovida por la firma, mostró una leve suba al inicio, pero en febrero desapareció de su billetera virtual tras estallar el escándalo mediático: su saldo pasó a ser de “cero pesos”.
Una tercera víctima contó que invirtió su indemnización laboral en una membresía y un robot financiero. Relató que fue presionada para cerrar la operación rápidamente y que, tras el colapso del sistema, se sintió “culpable” y “desatenta” por no haber sospechado del engaño.
Los testimonios ofrecidos dan cuenta del mecanismo de confianza y manipulación utilizado por Generación Zoe, bajo la apariencia de un negocio educativo y financiero legítimo. El juicio continúa con la expectativa de nuevas declaraciones que podrían agravar la situación de los acusados.