En Salta hay plata de sobra para acomodar a funcionarios con sueldos millonarios, pero no para el pan de los niños vulnerables en las escuelas

DNI Salta.- La educación y la alimentación en la provincia parece no ser un derecho para todos. El ajuste llegó a la Copa de Leche.

Son un común denominador en Salta el brutal gasto político que sigue sosteniendo el Gobernador Gustavo Sáenz sin ajustar donde debe, y la enorme cantidad de «ñoquis» que abundan como parásitos en la estructura estatal salteña sin brindar soluciones. Paralelamente, el derecho al acceso a la educación digna y a la alimentación parece no ser prioridad entre los más vulnerables en el territorio provincial, y eso se ve reflejado en el recorte a la Copa de Leche en las escuelas públicas.

Son miles los niños, niñas y adolescentes salteños que asisten a la escuela en busca de un polo de contención que muchas veces no encuentran en sus hogares, expuestos a distintas problemáticas sociales, y acuden a clases a desayunar, almorzar o merendar ante las vulnerabilidades que los afectan.

Tanto en la capital salteña como en el interior de la provincia, el ajuste llegó a la Copa de Leche, y hay indignación de padres y docentes, quienes muchas veces son los que deben hacer el esfuerzo para suplir la nula gestión estatal, y hasta los mismos padres.

Por ejemplo, en el Valle de Lerma son los propios alumnos los que deben llevar el alimento desde sus hogares a la escuela para poder alimentarse y facilitar su desarrollo y aprendizaje. Se trata de más de 100 instituciones educativas de esta zona de la provincia que subsisten como pueden, sufriendo el ajuste que siempre llega para la parte más delgada del hilo social.