DNI Salta.- La implementación de controles más estrictos en el puerto de chalanas de Aguas Blancas, como parte del Plan Güemes, ha generado caos y tensiones en la frontera entre Argentina y Bolivia. Adrián Zigarán, interventor en la localidad, destacó los desafíos que enfrentan las comunidades locales debido a estas medidas, que buscan combatir el narcotráfico y el contrabando, pero afectan profundamente el tránsito y la economía regional.
Colapso en la frontera
Según Zigarán, el flujo fronterizo, que históricamente fue ágil, ahora enfrenta largas filas y aglomeraciones debido a la falta de infraestructura y coordinación entre los controles de ambos países. Mientras Argentina cuenta con cinco oficiales en Migraciones, Bolivia tiene solo uno, lo que agrava los retrasos.
“Desde las siete de la mañana, miles de personas permanecen varadas bajo el sol en condiciones precarias. Esto genera un alto riesgo para la población”, explicó.
Diferencias entre bagayeros y chancheros
El interventor también diferenció a los bagayeros, quienes trabajan de día transportando mercadería, de los chancheros, que operan de noche cruzando bienes por el río. Aunque algunos bagayeros transportan pequeñas cantidades de droga, Zigarán enfatizó que el objetivo debe ser desarticular las redes del narcotráfico sin criminalizar a los trabajadores locales.
“No sirve llenar las cárceles de perejiles. Debemos ir tras los organizadores, no castigar a quienes dependen de esta actividad para vivir”, afirmó.
Impacto social y económico
La implementación de estas políticas ha generado tensiones sociales y económicas, incluyendo enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y quienes intentan evitar los controles. Además, Zigarán destacó la competencia desleal de los «bagalleros VIP», que utilizan vehículos de alta gama para transportar grandes cantidades de bienes, afectando al comercio local.
Propuestas de solución
Zigarán planteó flexibilizar los controles durante las fiestas de fin de año y explorar soluciones a largo plazo, como la legalización y regulación de la hoja de coca, una práctica común en la región. “En Salta, la hoja de coca es parte de la vida cotidiana, pero existe hipocresía respecto a su transporte. Regular su cultivo o importación podría reducir conflictos”, señaló.
El interventor advirtió que, si no se abordan las raíces del problema, los enfrentamientos continuarán. “Es un tema complejo, que incluye tanto la hoja de coca como el narcotráfico. Sin sinceramiento, esto seguirá escalando”, concluyó.
La situación en Aguas Blancas ilustra la necesidad de equilibrar la seguridad fronteriza con las demandas sociales y económicas de las comunidades afectadas, mientras miles de personas esperan bajo el sol por una solución que parece lejana.











